Contener el plástico oceánico al mismo tiempo que se mejora la vida de los más afectados: este es el enfoque adoptado por el Plastic Bank. En Haití, Indonesia, Brasil y Filipinas, la gente recoge residuos plásticos. En los puntos de recogida locales, pueden canjearlos por dinero, alimentos, agua potable o, incluso, matrículas escolares. De este modo, las comunidades vulnerables tienen una vía para salir de la pobreza. El proyecto consigue que menos plástico acabe en el mar. En su lugar, se recicla y se convierte en el llamado “plástico social”, que sirve de materia prima para nuevos productos como los envases. 

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Este proyecto se ajusta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.